¿Qué debe alertarnos cuando deambulamos por internet buscando recomendaciones nutricionales para adelgazar?
1.- Las prisas.
¿A quién no le encantaría perder kilos haciendo el mínimo esfuerzo posible, en poco más de una semana y de manera respetuosa con nuestro cuerpo?
Desde luego suena bien, pero no es tan sencillo. Cada cuerpo es único y tiene unos tiempos que debemos respetar. Aléjate de aquellas dietas que prometen perder mucho peso en pocos días.
Cuánto más rápida sea la pérdida de peso, más riesgo existirá de recuperar lo perdido debido al conocido “efecto rebote”. Y es que cuando se sigue una dieta restrictiva, con unas limitaciones muy elevadas en las cantidades o en los grupos de alimentos permitidos, siempre se acabará volviendo a la que era nuestra dieta habitual, pues es muy complicado mantener en el tiempo un tipo de alimentación con la que pasamos hambre, nos encontramos cansados o no se nos permite comer aquello que nos apetece.
Si llevamos una dieta de adelgazamiento saludable conseguiremos bajar de peso más lentamente, pero los resultados serán más prolongados en el tiempo, siendo mucho más sencillo mantener nuestro peso deseado sin recuperar los kilos perdidos.
2.- Supresión de ingestas o grupos de alimentos.
Hay que tener claro que suprimir alimentos o incluso macronutrientes (grasas, proteínas o hidratos de carbono) no es saludable. Evita las dietas que incluyen la frase “No comas ___”.
Nuestro cuerpo necesita unas cantidades diarias de cada uno de estos macronutrientes para poder llevar a cabo los procesos fisiológicos que nos permiten obtener energía y desempeñar nuestras tareas diarias sin esfuerzo físico o mental. Si aumentamos o disminuimos el aporte de alguno de ellos de forma drástica y exagerada, estaremos condicionando nuestro metabolismo y generando estrés en nuestro organismo, algo que no nos favorecerá si queremos lograr una pérdida de peso saludable.
Además, si existe una elevada supresión de alimentos no será una dieta que nos permita mantener una adherencia a largo plazo, puesto que nos cansaremos de no poder comer ciertos alimentos que nos apetecen de vez en cuando.
3.- Menús semanales generalizados
No existe una dieta unitaria para todo el mundo. Cada persona tiene unas características fisiológicas determinadas y por ello necesitará una dieta individualizada que se ajuste a sus necesidades energéticas. Puede que una persona consiga unos resultados extraordinarios con un menú determinado y que con las mismas pautas alimenticias tú no consigas bajar de peso o incluso ganes unos kilos.
¡Cada cuerpo es único!
4.- Dietas líquidas o con productos sustitutivos
Evita las dietas que se basan en alimentos que no son naturales. El proceso de masticación es importante para la sensación de saciedad. Además, este tipo de alimentos no son saludables para nuestra microbiota, ya que ésta necesita alimentos sólidos, variados y naturales para poder obtener los nutrientes necesarios y que podamos gozar de una buena salud intestinal.
Por otro lado, es muy difícil mantener en el tiempo una dieta basada en alimentos artificiales, además de generar el ya mencionado efecto rebote, favoreciendo un aumento de peso una vez comencemos a consumir comida normal.